El proyecto fue abordado por el estudio desde la condición esencial del paisaje a intervenir. Dado su contexto puede considerarse como un vacio urbano, este espacio, rodeado de vegetación espontanea y sin edificaciones de gran escala a considerar, supone que cualquier intervención seria dominante sobre la visión única de su contexto. La edificación busca insertarse y pertenecer a su entorno. Se despliega de manera horizontal para ocupar el espacio máximo considerable en la parcela, lo que es posible porque no existen limites construidos a su alrededor. Partiendo de esta premisa, los arquitectos crean un volumen racional y complejo a la vez, con una configuración alargada y dominante sobre la línea del horizonte. A partir de este esquema, el segundo nivel se complejiza y adquiere diferentes alturas. En planta, los espacios se organizan dentro de un prisma regular, donde las piscinas ocupan el punto central y se retira la cubierta. Alrededor de las masas de agua se encuentran espacios anexos como baños, duchas, saunas y salas de masajes, entre otros, que se relacionan entre sí a través de estancias de transición libres que permiten una mayor flexibilidad programática. La edificación es elaborada enteramente en madera natural curada. Este material resulta idóneo para establecer vínculos con el contexto circundante mientras que, en el interior, permite preservar la temperatura por más tiempo y crear una atmósfera cálida. En su conjunto, la propuesta busca otorgar a sus visitantes un ambiente perfecto para deslindarse de la cotidianidad y disfrutar aguas termales.